La noche que paramos el mundo | Alexandra Roma

Marina tenía la vida ordenada y segura que pensaba que quería. Hasta que esa noche que tenía que ser perfecta, cayó el telón y todo explotó.

Noé vivió en el presente. Despreocupado. Sin futuro. Con tus propias reglas. incluso el solista de al borde del abismo ella dejó el grupo minutos antes de la actuación y se encontró con unos ojos verdes en un callejón.

Debe ser algo temporal. Única. Un segundo en las manecillas de un reloj.

Llegaron los ensayos, el olor a lluvia, las ganas que se sienten en la piel y la gira. Llegó el miedo y el deseo.

El hecho de que algo no sea perfecto no significa que no sea especial.

Porque a veces el corazón sigue sus propias reglas.

Porque un segundo se vuelve infinito cuando puedes detener el tiempo.

Una banda de música. Dos polos opuestos que deben arriesgarlo todo.

Un amor tan efímero como un beso, pero tan eterno como una balada de rock.