De aquí a Roma, y vuelta | Agathe Cortes

Todo es más hermoso cuando estamos condenados. Incluso añadiría que es más intenso, más peligroso. Mi nombre es Alicia. Es mi segundo nombre. Soy francés. Hace año y medio viví una historia de película que me destrozó. Una historia cuyo final, sin saberlo, estaba a la vuelta de la esquina, ahí mismo donde se mire, a la vuelta de la esquina. Después de terminar mis estudios de literatura y teatro en París, fui a Roma a ver a mi mejor amigo. Una semana de vacaciones en Italia. Y, un sábado de junio, en una playa no lejos de la ciudad, conocí a un hombre frío y silencioso que me encantó. En la ficción lo llamo Hugo. Era el comienzo de lo incomprensible. Como dos veletas, empezamos a dar la vuelta al mundo, a viajar, a hacer una película, sabiendo que en un mes viviría en Canadá, exactamente a 6.585,69 kilómetros de Roma. Esta novela autobiográfica cuenta una historia de amor universal cuya distancia aterra, cuya ausencia condena.